martes, 20 de mayo de 2008

Sigamos creyendo...

En las predicciones semanales basadas en nuestro signo zodiacal, en los análisis de la personalidad basados en nuestra firma o en nuestro nombre, en el futuro que nos adivinan...

Efecto Forer

El efecto Forer (también llamado falacia de validación personal o el efecto Barnum, por P. T. Barnum) es la observación de que los individuos darán aprobación de alta precisión a descripciones de su personalidad que supuestamente han sido realizadas específicamente para ellos, pero que en realidad son generales y suficientemente vagas como para ser aplicadas a un amplio espectro de gente. El efecto Forer puede proveer una explicación parcial para la aceptación de algunas pseudociencias, tales como la astrología, la grafología y la adivinación del futuro.

En 1948, el psicólogo Bertram R. Forer dio a sus estudiantes un test de personalidad, y luego les dio un análisis de su personalidad, supuestamente basado en los resultados del test. Invitó a cada uno de ellos a evaluar el análisis en una escala de 0 (muy pobre) a 5 (excelente) según se aplicara a ellos: el promedio fue de 4.26. Luego les reveló que a cada estudiante se le había provisto del mismo análisis:

You have a need for other people to like and admire you, and yet you tend to be critical of yourself. While you have some personality weaknesses you are generally able to compensate for them. You have considerable unused capacity that you have not turned to your advantage. Disciplined and self-controlled on the outside, you tend to be worrisome and insecure on the inside. At times you have serious doubts as to whether you have made the right decision or done the right thing. You prefer a certain amount of change and variety and become dissatisfied when hemmed in by restrictions and limitations. You also pride yourself as an independent thinker; and do not accept others' statements without satisfactory proof. But you have found it unwise to be too frank in revealing yourself to others. At times you are extroverted, affable, and sociable, while at other times you are introverted, wary, and reserved. Some of your aspirations tend to be rather unrealistic.

martes, 6 de mayo de 2008

Cuentos ya escritos

C.P. nunca llegó a escribir aquel cuento de la reencarnación consciente; el cuento del hombre que se alimentaba de libros, que conocía todos los cuentos, que había memorizado todos los poemas, que había leído todas las novelas. Sin embargo, en su constante búsqueda de nuevas historias, en su descontrolado afán por adquirir nuevos escritos, sufría de una especie de trastorno que nadie le había diagnosticado y que, de hecho, nadie conocía: había un autor y, más concretamente, un libro, que tenía que comprar ineludiblemente. Cada vez que se cruzaba con la novela, la adquiría, la llevaba a casa como si fuera la primera vez, se sorprendía al encontrarse con la gran pila de libros repetidos y lo almacenaba. Nunca había osado abrirlo. Una noche, tumbado en la cama (él nunca leía acostado), extendió el brazo hacia la mesita de cama. Era costumbre conservar una edición en cada una de las mesitas y el resto en armarios, aunque cualquiera diría que eran inexistentes: él no los veía, no los recordaba y no los leía. Inesperadamente, su mano izquierda apoyo en su torso desnudo la novela fantasma. Aquel día había sido poco común desde el punto de la mañana. Ya cansado, somnoliento, no estaba seguro de lo que estaba haciendo. Empezaba a invadirlo esa sensación confusa que se apodera de uno bajo la protección del cansancio, cuando no se sabe si lo que esta sucediendo lo hemos soñado ya, o lo hemos vivido anteriormente. Algo en el estilo, en el tono, en el fondo, algo, le resultaba familiar. Después de varias páginas, se encontró con una de esas palabras entrecortadas, predecibles, que continuaría al pasar de hoja. Ya no era una lectura en voz baja, ni siquiera un susurro; había pasado a recitar. Nunca llegó a cambiar de página ni a bajar la mirada para continuar la lectura. Conocía, a la perfección, cada una de las letras, de las sílabas, de los párrafos. Siguió narrando, en voz alta, para alguien que no era él mismo, aquella novela que ahora sí, con plena certeza, sabía que había redactado en algún otro momento, en algún otro lugar, en alguna otra vida.

Me causó gracia acordarme de esta historia hace un par de noches, cuando cansado y con necesidad de curar el alma, comencé a seleccionar libros de los estantes que hay a la par de mi cama. Ahí estaban esperando, pacientes, Marx y su predicciones, Whitman y sus poemas, Gandhi y sus reflexiones, Lorca y su ingenio, Carpentier y su magia... Fui seleccionando algunos libros y los coloqué, desordenados, sobre el colchón. Agarré del estante el cuarto y último libro para esa noche: "La casa de Bernarda Alba" y lo dejé junto a los que ya tenía "Reflexiones sobre la no violencia", "Hojas de hierba" y... ¿cómo era posible? ¿La casa de Bernarda Alba? Miré sorprendido el libro que tenía en mis manos y el que estaba sobre la cama: efectivamente, eran el mismo. A pesar de ser prácticamente de lectura obligatoria en el colegio, yo nunca me había enfrentado a él. De hecho, a pesar de ser Lorca un autor universal, nunca había sido parte de mí. No quise revisar si había más copias en la casa. Simplemente, acompañado de esa sensación confusa que lo invade a uno en momentos de agotamiento, cuando no sabe si lo que está sucediendo ya lo ha vivido o soñado, decidí hacer algo inusual: leer un prólogo. Concretamente, aquél que precedía las reflexiones sobre la no violencia de Gandhi.

El ambiente estaba enrarecido, un círculo extraño rodeaba mi cama, un halo de magia parecía impregnarlo todo. No quería leer el libro de Lorca; me daba miedo pasar de página y continuar con la lectura sin necesidad de bajar la vista al libro, conocedor de cada una de las palabras que lo componen, consciente de su autoría en una vida previa. El prólogo no era un ejemplo de buena literatura, pero me mantenía despierto y distraído. No obstante, el último párrafo me tenía reservada una sorpresa: relataba las conversaciones de Gandhi en África del Sur con su carcelero, máxima autoridad, general y filósofo, Jan Christian Smuts, con quien generalmente hablaba de filosofía y poesía, particularmente sobre Walt Whitman. Observé atento, expectante, el triángulo misterioso que conformaban los tres autores sobre mi cama, como si mi subconsciente supiera algo que yo no sabía. Gandhi hablaba de Whitman, que también estaba tendido en la cama, paciente. ¿Qué hacía Lorca, repetido, autor de textos vírgenes para mí, en esta composición tan singular?

Y algo dentro de mí se detuvo; una especie de petrificación, de inquietud, rápidamente sustituida por un sosiego indescriptible. Yo recitaba:

ODA A WALT WHITAN

Por el East River y el Bronx
los muchachos cantaban enseñando sus cinturas,
con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.

...

Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
Duerme, no queda nada.
Una danza de muros agita las praderas
y América se anega de máquinas y llanto.
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga.

Federico García-Lorca.

XVIII Torneo Centro Américano de Fútbol de las Naciones UNIDAS


El jueves pasado recibimos a las delegaciones de Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y Honduras, para disputar el torneo de fútbol Centroamericano.

Hechos históricos:
1. El equipo femenino de El Salvador nunca había ganado un partido.
2. El equipo femenino de El Salvador marcó su primer y único gol en el torneo pasado.
3. El equipo femenino de El Salvador nunca había superado el último lugar.

El viernes pasado se disputaron los partidos, después de tres meses de entrenamientos y nociones básicas de fútbol, algún powerpoint muy elemental y muchísima ilusión.

Resultado: ¡¡¡EL SEGUNDO LUGAR!!!

Frase del día...

"Si tienes un huevo, eres raro; si tienes dos, eres normal; si tienes tres, eres un fenómeno y si tienes cuatro es que te están dando por el culo"

lunes, 5 de mayo de 2008

Reflexiones sobre la No Violencia

“La no violencia y la cobardía se excluyen mutuamente. Imagino con facilidad a un hombre armado hasta los dientes, pero sin valentía alguna. El hecho de poseer una arma supone cierto miedo, por no decir cierta cobardía. Si no hay genuina intrepidez, tampoco hay auténtica no violencia”

Dolores

Alguna vez alguien me dijo: "el dolor físico, es el menor de los dolores". El tiempo ha venido a confirmar tal afirmación, y ha complementarla. Ahora sé que "el dolor ajeno, es el mayor de los dolores".

¿Qué puede haber más difícil de sobrellevar que el sufrimiento de un ser querido y la impotencia de no saber cómo ayudar?

La frase del día...

El amor dura, mientras dura dura.