lunes, 21 de julio de 2008

Miedo 2...

Las escaleras de mi casa cuentan con un sensor que detecta el movimiento. No sé muy bien a quién se le ocurrió poner eso, pero resulta cómodo no tener que andar prendiendo la luz cada vez. Me resulta cómodo a mí y creo que al fantasma que cohabita en mi hogar.

Era sábado por la tarde y se nos había ocurrido que llenar la bañera podría ser una buena idea. Los grifos tienen una disposición particular: el de la izquierda para el agua caliente el de la derecha para la fría y, en medio, una llave que abre o cierra el paso. El sonido estrepitoso de la bañera, cada vez más llena, era la confirmación de una tarde relajada. Hasta que, sorprendentemente, cesó. El silencio se apoderó de la planta de arriba y de la casa entera. ¿Sería que se había acabado el agua? La cisterna, cuando se excede su límite, deja de calentar el agua, ¿será que en su siguiente límite deja de expulsarla? Subí extrañado. Al ver que no salía nada, giré el grifo de la fría al máximo, pero tampoco... Me extraño, porque éste no está vinculado a la cisterna. En ese momento me di cuenta de que "alguien" había cerrado la llave de paso. Pero en esa casa no había nadie más. ¿O sí?

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, los pelos se me erizaron y los ojos se me volvieron lacrimosos. No había explicación lógica. Giré la llave de paso y bajé nuevamente las escaleras. ¿Y el sensor? Ya lo había visto prenderse en tres ocasiones, sin que aparentemente nadie ni nada estuviera presente. Pensé que tal vez un zancudo, una mariposa, algo... Así que agarré un calcetín y lo lancé, pero la luz no se prendió. Quizás los bichos vuelan cerca del sensor; el siguiente calcetín lo pasó rozando, pero nada...

Nuevamente, miedo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me acaba de dar un escalofrío. ¿será el fantasma de los calzoncillos sucios?

Anónimo dijo...

¿o será el fantasma de tu conciencia?