miércoles, 22 de agosto de 2007

Lo prometido es deuda

¿Cuándo se ha visto un blog con una periodicidad de tres meses? Lo cierto es que llego a sentir hasta vergüenza, pero lo había advertido: desconozco la virtud de la constancia. Voy a tratar de que, en lo sucesivo, las publicaciones tengan una mayor frecuencia. Puede que para ello eche mano de escritos que el polvo ha acompañado más que mi memoria, pero si aún los conservo, por algo será. Lo más probable es que se trate de concesiones que uno se hace a sí mismo, pero también ese aspecto del trato a uno mismo es necesario.

Para ser totalmente sincero, sólo he entrado al blog para probar qué sucede cuando uno lo elimina. Han accedido al blog de una amiga y se lo han eliminado, así que quería jugar a prueba y error con el mío. Pero he visto entonces que alguien me invitaba a que siguiera ocupando un espacio en este cyber-mundo y puede que la idea no sea tan mala después de todo.

Hoy no lo voy a hacer, pero prometo que en los días venideros voy a dedicar algo de mi tiempo a relatar la magia que encierra Tikal en libertad, el sentimiento de felicidad, desorientación y vértigo que uno siente cuando se asoma ante el precipicio del fin del mundo en Tierra del Fuego, los conflictos que uno siente al trabajar en aquello que realmente cree, dentro de un marco pre-establecido que no necesariamente obedece a su criterio, los sentimientos encontrados al formar parte de una de tantas "nuevas familias" en las que el divorcio es la rutina y los hermanos se cuentan por mitades para no llamarlos hermanastros, la dicha que uno siente al compartir unos días con su amigo del alma y la tristeza al llegar la hora de su partid, etc.

En definitiva, así como mis líneas previas anunciaban relatos intermitentes, éstas pregonan cierta apertura al abismo de mi yo más profundo. Me despido con unas líneas que regalé a Chelita, cuyo blog fue eliminado:

¿Cuántas gotas hay en una gota de rocío?
¿Cuántas gotas de rocío en una lágrima?
¿Cuántas lágrimas en una gota de sangre?
¿Cuánta sangre derramada en una guerra?
¿Cuántas personas que lloran en silencio?

Con esta segunda carta de presentación-disculpas me despido. Futuros textos responderán al espacio abierto mediante estas líneas.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

me has hecho emocionarme como una enanaaaaaaa
te quiero horrores
y dale
dentro de nada me tienes allá, cuando menos te lo esperes...!!!!!

Anónimo dijo...

Que bonitas palabras. Olé si son tuyas y sino también por regalarlas.

Os estaré esperando...

lebanon dijo...

Como dijera Borges en Fervor de Buenos Aires:

A QUIEN LEYERE
Si las páginas de este libro consienten algún verso feliz, perdóneme el lector la descortesía de haberlo usurpado yo, previamente. Nuestras nadas
poco difieren; es trivial y fortuita la circunstancia de
que tú seas el lector de estos ejercicios, y yo su redactor.

Anónimo dijo...

me tiene atónita el anónimo...
cree que en realidad sois 2?
"os estare esperando-...." hummmm.... curioso!!!!
pero tiene razón, escribes de maravilla!!!
"te queremos" (incluyo acá a todo aquel que se quiera unir) Ale
muaaaaaaaaaakkkk

lebanon dijo...

Chelita,

Creo que nos estará esperando a ambos, ya que tú eres la única que me sigue en estas líneas tan solitarias. Parece que compartirlas no necesariamente implica reciprocidad manifiesta.

Mañana haré un ejercicio de prueba con el ánimo de que cada quien se sienta invitado a publicar su opinión.

Anónimo dijo...

chelita no es la única que te sigue en estas líneas, otros devoramos tus palabras en la sombra, refugiados en el anonimato y paladeando el cosquilleo de sentirse un espía, como quien se asoma a una ventana misteriosa y echa una mirada indiscreta.
Qué pena no poder seguir con el blog de chelita, letras, fotos y portadas reconfortaban. änimo de nuevo.¿porqué y quién?
Besitos.

lebanon dijo...

Este querido comentario, escondido legítimamente en el anonimato, me ha animado a querer seguir añadiendo líneas a este blog tan calmado. Esta tarde, posiblemente en un descanso entre proyecto y proyecto, trataré de incluir algo que no sea ni muy nuevo, ni muy viejo. Algo que seguro ya se ha dicho en los últimos 4.000 años, pero que puede que yo aún no lo hubiera encontrado. El ser humano no ha domesticado ni una sola especie animal nueva en los últimos 4.000 años...