lunes, 3 de septiembre de 2007

Libertad


Hace ya algunas semanas que Fran vino a visitar esta curiosa isla que a alguien se le ocurrió anexar al continente. A pesar de que digan lo contrario, uno no tiene más que recorrer este país para darse cuenta de que flota libre en el Pacífico. Quizás por eso lo llamen el Valle de las Hamacas, porque el océano lo mece, en ocasiones con violencia.
El legado de Fran comprende un profundo sentimiento de nostalgia, inenarrables momentos de alegría, anécdotas que se irán entrometiendo entre líneas y algunas fotografías de gran calidad. La que precede a este texto, fue tomada un día cualquiera, un día tan importante como todos, el que en su momento fuera el primer día, el único día de mi vida. Todos lo son. Fui partícipe del momento en el que esa fotografía era tomada. La vi más tarde en el visor de su cámara, en el explorador minimizada y también ampliada. Cada vez que mi pupila invierte esa imagen, mi cerebro se alerta por el horror de una prisión. ¿Quién podría vivir en esa situación de semi-esclavitud? ¿Qué lugar, qué estilo de vida, puede compensar tener que encerrarse en esas condiciones? ¿Cómo puede uno sentirse libre tras ese muro, bajo esos alambres, bajo esa telaraña eléctrica? Después me doy cuenta de que ésa, es mi casa; de que ésa, es mi vida. Y yo la elegí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Quisiera saber qué hay de cierto en tí y en mí, qué es lo que me une a tus palabras con tan poco esfuerzo.

Quisiera mirar detrás del telón de este espectáculo de variedades y verte, sin escenario ni guión, quizá desnudo, creando un nuevo fascículo de tu próxima colección de retazos de tí.

Quisiera volver al principio de todo, donde yo no sé quién eres tú, ni tú sabes quién soy yo, donde nada importa.

Quisiera no hacer de público, sino ser parte de ti y de todo.
Quisiera poder mirar desde tu lado.

lebanon dijo...

Y el silencio se apoderó de él. De pronto.
Se encontró leyendo y releyendo cada una de las palabras que componen este hechizo. ¿Y quién dice que las brujas no exisen?
Las imágenes se han sucedido en mi mente. Primero, ha sido como si me desgarraras la ropa. Después, como si me abofetearas para, finalmente, acercarte con sutileza, rozarme el lomo, y recostarte mansa, habiéndome domado.
Casi me siento como "un animal de luz acorralado" que termina por reconocer que "[...] el hombre se acomoda a su destino".
La curiosidad insiste y me obliga: ¿quién sabes que soy yo? ¿quién sé que erés tú? ¿dónde queda donde nada importa?

Anónimo dijo...

Me encantaría regalarte el exquisito libro de poemas: "Usted" de Almudena Guzmán. De algunos versos saldrían flechitas y notas a lápiz en los márgenes dedicadas a tí.... eres genial Ale, sigue así lindo. un beso.

Anónimo dijo...

Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada
Los nadie: los ningunos, los ninguneados
corriendo la liebre, muriendo la vida
jodidos, rejodidos
Que no son aunque sean
Que no hablan idiomas, sino dialectos
Que no profesan religiones sino supersticiones
Que no hacen arte, sino artesanía
Que no practican cultura, sino folklore
Que no son seres humanos, sino recursos humanos
Que no tienen caras sino brazos,
Que no figuran en la historia universal
sino en la crónica roja de la prensa local
Nadie, que cuesta menos que las balas que los mata
Eduardo Galeano

Anónimo dijo...

Indómito, salvaje, animal sin jaula.
Quiero morderte y que me muerdas,
que nos arranquemos la piel a dentelladas;
Hasta que veamos la carne, roja y viva.
No pares;
Hasta que dejemos desnudas las almas.
Hasta que no haya donde escondernos.
Hasta que nos sobren las palabras...
Hasta entonces...
Devorémonos con ganas.