Era media noche. Las voces se colaban a través de las puertas del McDonalds y resonaban en la plaza de Sol. Sentados en sillas de plástico probablemente fabricadas en algún país en vías de desarrollo por un coste inferior al de las propias vidas de las sub-personas que las crearon, tres amigos se reunión en torno a una mesa de igual material. Los helados que comían, que según dicen tienen más almidón que las propias patatas que vende este gigante transnacional, mantenían callado a uno de ellos.
C: ¿Y qué tal por China, tío?
A: La verdad es que muy bien, tío.
C: ¿Sí? No sé... yo creo que te has aburrido...
A: Qué va, tío, si acaso, me lo he pasado demasiado bien.
C: ¿Sí? ¿Y qué has hecho? ¿Cuál es allí la moneda? ¿El Yen?
A: Qué va, ésa es la moneda de Japón. En China es el Yuan o el Renmimbi. El Renmimbi representa la moneda nacional.
C: ¡Ah! Como aquí Juan Carlos...
A: Algo parecido...
C: ¿Y te has hecho alguna Geisha tío?
A: Qué va, tío, y si me la he hecho, no la he identificado. De todas formas, las Geishas también son de Japón.
C: Joder tío, pues qué mierda, no sé nada de China. China no me gusta.
F, en silencio hasta ese momento, interviene.
F: Ya tío, pero de Japón sabes un huevo. Deberías ir a Japón.
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1 comentario:
jejejeje
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