miércoles, 5 de septiembre de 2007

¿Por qué?


Podría intentar decir tantas cosas con respecto a esto que podría terminar por no decir nada. De modo que, voy a hacer de éste, un espacio para la reflexión.

Hay quien piensa que toda la parafernalia que representa la cooperación internacional no es más que un parásito que capta parte de los recursos que de otro modo irían directamente a las arcas de los políticos corruptos de los países en desarrollo. Incluso se puede llegar a leer que la cooperación internacional conduce a “sacarle dinero a los pobres de los países ricos para dárselo a los ricos de los países pobres”, en palabras del reconocido economista P. T. Bauer. Hay blogs interesantes que explican por qué los países pobres son pobres y por qué los países ricos son ricos, otros que explican cómo la riqueza provoca pobreza en el mundo, los hay que exacerbados claman los beneficios de la globalización y los que la tachan de condena...

¿Sirve de algo tratar de mejorar la situación de los seres humanos o por el contrario está en la naturaleza humana el egoísmo? Nietzsche hablaba de la supremacía del más fuerte y condenaba toda esta artificialidad que el ser humano ha creado. ¿Estaría en lo cierto? ¿Tiene sentido tratar de incidir en cambios estructurales, o sería más eficiente luchar por las pequeñas causas que tenemos al alcance? ¿Por qué India dona recursos a necesitados en otros países teniendo 800 millones de pobres en su propio país? ¿Por qué llamamos a un concurso de la tele para enviar dinero a Guinea cuando le negamos nuestra ayuda a quien nos cruzamos en la calle? La religión habla de culpa y de perdón, ¿será su influencia la culpa-ble?

Parece que nos dedicáramos a arrasar todo un jardín y después plantáramos un árbol para compensar. Es como si Paul Tibbets (piloto que lanzó sobre Iroshima la bomba atómica y que por cierto declara que lo volvería a hacer) ayudara a continuación a cruzar a una viejita por un paso de peatones. ¿Será que creemos que la naturaleza es capaz de compensar toda nuestra destrucción? ¿De completar el margen que el ser humano deja a su paso?

El otro día leí: la tierra en que vivimos, no la heredamos de nuestros padres, la tomamos prestada de nuestros hijos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando recuerda su pasado,
la memoria siempre se detiene en la tarde en que estaba sentado a la sombra del eucalipto tutelar y oyó unos pasos grandes y apresurados que venían hacia él.

-------No había tenido apenas tiempo de empezar a jugar-------.

lebanon dijo...

Cuando recuerda su futuro, la memoria siempre se detiene en una profunda oscuridad sólo violada por la tenue luz de una farola que vagamente ilumina la base del eucaliptus encerrado en una jaula metálica.

---------La leyenda al pie profectiza: "el árbol de la noche triste, donde Hernán Cortés lloró su derrota"---------.